CAMILO SAENZ
Internacionalista, profesor de idiomas y Global Politics
Hace varios años que me dedico a la enseñanza del alemán como lengua extranjera de forma virtual. Con el tiempo, he apreciado que, a través de este oficio, se pueden palpar de primera mano los profundos cambios que experimenta el mundo debido a la globalización económica y cultural.
Por ejemplo, mi trayectoria profesional es un claro fruto de esta globalización. Desde Ecuador enseño alemán a profesionales colombianos del sector de la salud, facilitando su migración laboral hacia Alemania y Austria, donde buscan mejorar significativamente su calidad de vida. Esta dinámica responde además a la necesidad urgente de estos países europeos de cubrir vacantes en el área sanitaria, especialmente en la atención a poblaciones vulnerables como los adultos mayores.
Este contexto refleja claramente cómo la globalización no solo moviliza recursos económicos, sino también capital humano y cultural, permitiendo que ideas, prácticas y experiencias se compartan fluidamente entre distintos países y culturas.
Como profesor en este entorno virtual globalizado, es fundamental integrar varios elementos para lograr el éxito en la enseñanza: la pedagogía digital, el entendimiento intercultural y las habilidades comunicativas específicas en un segundo idioma. Nada de esto sería posible sin la digitalización educativa, que ha demostrado ser viable y enriquecedora siempre que se implementen estrategias pedagógicas y tecnológicas adecuadas. La virtualidad exige repensar profundamente los métodos tradicionales, pues no basta con trasladar las técnicas presenciales al entorno digital. La pedagogía en línea requiere un diseño intencional que garantice la interacción auténtica, la retroalimentación constante y el aprendizaje colaborativo.
Dentro del aula virtual, las habilidades de comunicación adquieren una relevancia especial, particularmente cuando se enseña un idioma en contextos clínicos. El docente debe desarrollar empatía no solo frente a las circunstancias personales y tecnológicas de cada estudiante, sino también hacia las diferencias culturales que enfrentan al migrar. Es importante transmitir a los estudiantes que la manera de relacionarse en los países europeos puede ser distinta a las culturas latinoamericanas, especialmente en lo que respecta al cuidado y la proximidad emocional con pacientes.
Una manera efectiva de lograr este tipo de enseñanza es mediante la digitalización innovadora de métodos convencionales. Técnicas como juegos de roles (paciente-cuidador) y demostraciones audiovisuales, especialmente testimonios de migrantes que ya han transitado el camino de integración laboral y cultural, demuestran ser altamente efectivas. Estas prácticas, sin embargo, requieren del uso activo y creativo de herramientas digitales especializadas como Padlet, Genially, Mentimeter e incluso la inteligencia artificial, entre muchas otras herramientas gratuitas disponibles para docentes.
Como mencioné anteriormente, la virtualidad ofrece grandes oportunidades pedagógicas y culturales que difícilmente existirían de otra forma. Gracias al aula virtual, mis estudiantes provienen de múltiples regiones de Colombia y Ecuador; muchos se conectan desde Alemania o Austria, donde ya residen. Otros se conectan temporalmente desde lugares diversos como Francia o Argentina, sin perder el ritmo de sus clases. Esta diversidad cultural amplía significativamente la perspectiva global de cada participante, enriqueciendo las clases con intercambios permanentes de ideas y experiencias internacionales.
La enseñanza virtual de idiomas para profesionales de la salud nos desafía éticamente: ¿realmente es posible enseñar a cuidar desde una pantalla? Aunque la digitalización puede restar calidez y cercanía física, ofrece en cambio una interacción global enriquecedora que amplía horizontes culturales. Para ello, debemos impulsar una pedagogía basada en la empatía, priorizando siempre la calidad educativa, el vínculo afectivo y el propósito formativo.